ALBERTO MAGNO GASTALDI
DE LA PELOTA AL PINCEL
“La
pintura es un poema sin palabras”.
(Horacio, poeta latino)
“¡Qué va a ser famoso ese tipo, si vive a la vuelta de mi casa!”, reza un remanido latiguillo, mezcla de incredulidad e ignorancia, con que el vulgo relativiza el talento de alguien cercano o más o menos conocido.
Parafraseando
esa expresión, aunque con algunos cambios para adecuarla al caso que nos atañe,
podría decirse “¡Qué va a ser artista ése, si reparte cartas en bicicleta!”.
Nada hacía
presagiar que Alberto Magno Gastaldi, hijo de Antonio Gastaldi (conductor de
carroza fúnebre, cuando eran tiradas a caballo) y Josefa Appendino (ama de casa
y lavandera del dispensario local), llegaría a ser en algún momento un
destacado artista plástico, reconocido más allá de las fronteras pueblerinas.
Es que nada había tampoco en el entorno familiar, vinculado a la creación, que
hiciera presumir que allí pudiera manifestarse una vocación artística.
Un joven Alberto Gastaldi expone. |
Había nacido en Devoto el 12 de mayo de 1930 y era el único hijo varón del matrimonio Gastaldi, que además tenía otras dos hijas: Elsa y Mirta. Sólo cursó estudios primarios en la entonces Escuela Fiscal “Domingo F. Sarmiento”. En aquel momento no había colegio secundario en Devoto, así que las alternativas no eran muchas: irse a estudiar a San Francisco (algo que no era muy habitual entonces) o a trabajar. Y ese fue el camino elegido. El Correo Argentino lo acogió, y allí se quedó toda su vida laboral, hasta jubilarse.
Quién
hubiera dicho que detrás de ese cartero, que trajinaba por el pueblo en su bicicleta
repartiendo correspondencia, se escondía un artista.
Pero el Destino
tiene razones para poner las cosas en su lugar. Él quería ser deportista.
Hincha de Boca Juniors, era bueno para el fútbol. Jugaba en Sociedad Sportiva y
solía contar que en alguna oportunidad lo quisieron llevar a Rosario Central. Hasta
que un día el Diablo metió la cola (¿o la Providencia le hizo un guiño?). Un
médico le diagnosticó problemas coronarios. Llegaron a decirle que ni bailar
podría. Cosa rara, no sólo porque recorría el pueblo en bicicleta a diario, sino
porque cada tanto se iba hasta La Francia, con ese mismo medio de movilidad, para
verificar el estado de los cables telegráficos. Ningún enfermo cardíaco
sobrevive a sesenta kilómetros, entre ida y vuelta, pedaleando al rayo de sol. Lo
cierto es que esa supuesta patología, nunca corroborada fehacientemente,
frustró no sólo su participación como trompetista en la banda juvenil municipal
de música, sino sobre todo sus ilusiones futboleras. Le pegó fuerte,
anímicamente hablando, la mala nueva; y esa desilusión lo acompañó toda la
vida.
Visto a la
distancia, y a la luz de los hechos, podría decirse que Devoto perdió un
futbolista, pero ganó un artista. Lo que ya no podría hacer con los pies, a
partir de entonces lo haría con las manos.
Según parece,
alguna inquietud creadora le andaba dando vueltas por el alma, buscando la
manera de manifestarse. Pero en Devoto no había una academia de arte o un profesor
abocado a la enseñanza de la pintura. Sus necesidades expresivas no encontraban
cauce.
Ya adolescente, alcanzó a tomar algunas pocas clases con el pintor sanfrancisqueño Domingo Alberto. De todos modos no es erróneo afirmar que se inició solo, haciendo copias de otros obras. Autodidacta, le dicen. Tenía 18 años entonces. Hasta que un día, experimentando algo propio, pintó un cuadro con algunas figuras definidas y otras sugeridas. Y allí encontró la punta del ovillo. “La figura que no era precisa me despertó un cierto misterio, encerraba algo en su interior, y eso provocó un cambio en mi estilo”, dijo alguna vez en un reportaje. Así, imprevistamente, el artista descubrió la peculiaridad que caracterizaría toda su creación y le daría a sus trabajos una impronta única y particular.
"La espera de los que sufren" (1994). |
Alberto era un taurino genuino. Le cabían todas las características que el zodíaco atribuye al signo. Terco, poco locuaz, metido para adentro, esquivo de las muchedumbres, enemigo del ruido, poco sociable, celoso de su territorio. Y sensible, como todo taurino auténtico. No se puede ser artista si no se posee una sensibilidad especial.
Aislado, en
un medio poco propicio para el desarrollo de sus inquietudes creativas, se las
rebuscó como pudo. Necesitaba nutrirse, tener referencias, ver lo que hacían
otros pintores con trayectoria.
Entonces,
mientras ejercitaba pintando, salió a buscar lo que no tenía cerca. “Todos los
años, para el 25 de mayo, iba a Rosario, en donde se hacía una muestra en la
cual participaban artistas de diferentes lugares; ahí uno podía ver los más
variados estilos y si algún cuadro me gustaba, sin que se dieran cuenta, lo
daba vuelta y tomaba nota del nombre y dirección del pintor. Después le escribía
una carta, le contaba mi situación, y ellos
me invitaban a sus talleres. Me acuerdo que aprovechaba que un amigo camionero
tenía que ir a descargar al puerto, entonces juntaba las pinturas, las ataba y
las tiraba arriba de los cereales”. Quería mostrar lo suyo y no había obstáculo
que lo impidiera.
En aquellos
tiempos iniciáticos, en el Museo Provincial de Bellas Artes “Rosa Galisteo de
Rodríguez”, en Santa Fe, conoció al artista plástico Ricardo Supisiche y visitó
su taller. Allí también tomó contacto con la obra de su admirado Enrique
Policastro, y estableció relación con el destacado pintor cordobés Manuel
Reyna, quien lo invitará luego a exponer en la capital mediterránea. Los tres
tendrán notoria influencia en los conocimientos y la producción pictórica del
artista devotense.
Así de
difíciles fueron los primeros años. Todo lo demás es historia más o menos
conocida. A él no le gustaba encasillarse, aunque algún crítico lo haya
definido como “neofigurativo, de carácter introvertido”. Tal vez por eso alguna
vez dijo: “No tuve la necesidad de incluirme en alguna de las escuelas de la
pintura como el impresionismo o el cubismo; yo siempre hice lo que sentía sin
tener en cuenta esas cosas”.
“Trabajé
muchos años buscando una técnica que sea mía. Y después de tanto tiempo pienso
que lo he logrado. Hoy, casi no hay necesidad de firmar mis cuadros porque la
gente ya identifica que ese material me pertenece”, dijo acerca de su estilo
tan personal en un reportaje publicado en la revista “Aquí Vivimos” en 2001. Y
agregaba en esa misma nota: “Tengo total libertad. Utilizo gran variedad de
materiales, pinto con esponjas, trapos y los dedos. Estoy en una etapa que la
podríamos llamar ´vale todo´”.
En su atelier. |
El pintor español Juan Gris dijo alguna vez: “Después de todo la pintura se ha de hacer tal como uno es”. Y Gastaldi pintaba como era. Su carácter melancólico y taciturno se manifiesta en la generalidad de su obra. Pero para hablar de ella será mejor leer lo que escribieron sobre su trabajo los que saben:
* “En varios
de sus cuadros las figuras, los contornos parecen que emergieran de las sombras
y volvieran a hundirse en la penumbra. No pinta con líneas sino con masas, y es
tal su dominio de ellas que hace palpar las sombras”, (artículo periodístico
sin firma).
* “El
espectador se extasía, a la vez que se impresiona, al contemplar sus figuras
tan personales, envueltas en un halo de dramatismo, tan bien obtenido, tanto
por su técnica particular como por sus colores sordos que da como resultado esa
atmósfera extraña en su obra”, (José Cárrega Núñez).
* “Uno siente
el impacto de sus cielos implacables, de esa tierra inhóspita y la casa triste,
desamparada. Hay (en su obra) una indefinible melancolía, una angustia
inquietante”, (Alfredo Vallini, 1968).
* “Gamas
bajas, sordas, colores fríos, elementos pobres y apagados con tenues contrastes
en los claroscuros. Es un clima sereno, íntimo, nocturno, de tinieblas que
cubren un tesoro escondido en las entrañas de la tierra pampeana, donde el
pintor vive y siente su melancolía y un panorama que sobrecoge al espectador”,
(César Vilosio, 1970).
* “En las
llanuras de su Devoto el artista extrae de sus cielos sus lunas dolientes, sus
casas melancólicas, en una serie de temas de grata sensibilidad. Su paleta es
sencilla, de colores sin estridencia, sus óleos se destacan por las gamas
bajas, un tanto sórdidas, como expresión de una gravedad que se proyecta hacia
el infinito”, (diario “Los Principios”, 1968).
* “Gastaldi
es más intimista, más abstracto, más grave. Pintura mental la suya, rigurosa,
sin concesiones, casi hermética”, (Alfredo Vallini).
* “Estamos
frente a un pintor, y no es aventurado expresar que quizás sea el de más
personalidad y representatividad de cuantos hay en el interior de la
provincia”, (José Cárrega Núñez).
* “Gastaldi
crea un mundo de profunda sugestión, del que participan tanto sus paisajes
fantasmagóricos, de lunas alucinantes, como los motivos más allegados a la
realidad que nos circunda”, (artículo periodístico sin firma).
Ningún
crítico de arte lo dijo, seguramente por ignorar el detalle. Pero no sería de
extrañar que detrás de esos horizontes infinitos, de esa llanura interminable,
de ese paisaje pobre de elementos y de esa soledad que abruma, esté lo que
registraron los ojos y vivenció el alma del artista en cada uno de aquellos
viajes a La Francia en bicicleta. La inmensidad casi desértica de la cañada de
Jeanmaire era parte del camino. Sin desdeñar, como fuente de inspiración, a los
baldíos (los “campitos”), que en aquel entonces abundaban en el pueblo.
"Campito sin pájaros" (2008). |
Su pincel no sólo pintó yermos y desolados paisajes geográficos. Retrató también un paisaje social que refleja la fragilidad de la condición humana, la pequeñez del hombre frente al universo, el angustiante desasosiego y desamparo de la humanidad ante su destino. Hay una cierta atmósfera existencialista en su mensaje.
Este
destacado artista participó, a lo largo de su dilatada trayectoria, en 78
salones y exposiciones provinciales, nacionales e internacionales. Entre estas
últimas merecen citarse las de París (Francia), Caracas (Venezuela) y la
“Mostra Internazionale d´Arte Piamontesa nel Mondo”, en Pinerolo (Italia).
Su foja de
servicios acumula numerosos premios, y obras suyas forman parte de importantes
pinacotecas privadas y museos del país y del exterior.
Alberto
Gastaldi se casó en 1956 con Irma Olocco (destacada ceramista) y tuvo dos
hijos: Griselda y Gerardo. Falleció en Devoto, el pueblo en el que había nacido
y del que nunca se fue, el 5 de septiembre de 2017 a los 87 años.
Alfredo
Vallini, tal vez quien más escribió sobre Gastaldi, predijo con muchos años de
anticipación lo que terminaría sucediendo: “Devoto, su Devoto natal, en mérito
a su talento y a su gracia conquistada, figurará algún día en la geografía
estética del país”.
Y no se
equivocó…
A UN CUADRO DE ALBERTO
MAGNO GASTALDI
¡No te conturbe la soledad que
circunda sus imágenes!
No están solas ni están muertas.
Viven en el templo genial de su
pintor,
ese extraño padre, con alma de color,
que las hizo así, cuando su
inspiración abrió las puertas.
¡MIRAD LA CRUZ!
Esa cruz que en el espacio es
el símbolo de la fe, de ayer y de
hoy;
la herencia de Dios a los hijos de
Moisés,
luego que les dijo “Yo soy el que
soy”.
¡MIRAD LA LUNA!
Una luna que es promesa
de triste luz…, lejana,
sin latencia en su gris viveza,
aunque guarda la esperanza del
mañana.
¡AHÍ, LA VIDA!
El hombre, la mujer, el hijo,
atados a la tierra solos están,
porque moran solos, con un destino
fijo:
Amar,
luchar, morir. Son hijos de Adán.
AHORA, MIRAD EL CUADRO…
Dios, el hombre, la luna,
la soledad, un místico dolor;
de las almas que lo miren, una,
sólo una lo entenderá: su creador.
(Florencio Martín, 1969)
En su pueblo. |
APOSTILLAS
* Allá por
los años ´60 y ´70 Gastaldi no sólo era un reconocido artista plástico. Además
pintaba cosas más prosaicas, como carteles de propaganda y publicidad para
negocios o empresas locales. No le escapaba a nada si por medio había pintura y
un pincel, ni sentía que esa actividad le restara mérito a su arte.
* En 2011 el
gobierno de Córdoba entregó a Alberto M. Gastaldi el premio “Reconocimiento al
Mérito Artístico”, que recompensa el esfuerzo dedicado a la vida artística. La
distinción implicó una gratificación mensual pecuniaria, de carácter personal,
intransferible y vitalicia. Este reconocimiento alcanza a las personas “que se
hayan distinguido de un modo notorio o relevante, contribuyendo al crecimiento
o identidad del arte y la cultura de Córdoba”. Entre las figuras a las que se
les ha concedido esta distinción puede mencionarse a Ana María Alfaro (actriz), Eduardo Gelfo
(músico), Reyna Carranza (escritora), Alvaro Izurieta (pintor) y Carlos Di
Fulvio (folklorista).
* Alberto
Gastaldi también ejerció la docencia. En 1974 fue designado director de la
Escuela de Dibujo y Pintura dependiente de la municipalidad local.
* A mediados
de los ´70 pintó un mural en el interior del templo de la parroquia “San José”.
Algunos años después se disgustó mucho cuando supo, demasiado tarde, que su
obra había sido eliminada, cubierta con pintura.
* Aunque
algo huraño, se sentía a gusto tratando con artistas locales de otras
disciplinas. Tuvo contacto periódico con los magníficos escultores Leandro y
Nicola Porzio, y más tarde con el entonces novel artista plástico José Luis
Polliotti. Con el grupo de rock “Engendros del Ayer” realizó un original
espectáculo conjunto en 1977, en el que se combinaba música y pintura.
* Por esas paradojas de la vida, aquella frustración juvenil
que padeció como deportista tuvo revancha en su descendencia. Gerardo, su único
hijo varón, fue campeón provincial de atletismo de posta 4 x 300 mts. (con
récord provincial, 1977), 80 mts. con vallas
(1975), y 110 mts. con vallas (1977 y 1978). Además fue subcampeón nacional de
110 mts. con vallas (1978).
Uno de sus nietos, Martín Gastaldi, fue campeón provincial de
atletismo (80, 100 y 200 mts. llanos, y salto en largo); también fue subcampeón
nacional (80 mts. llanos y salto en largo) en 2001. Representante argentino
(salto en largo) en el Sudamericano de Chile en 2002. Fue futbolista de
Sociedad Sportiva Devoto y llegó hasta la reserva de Colón de Santa Fe.
Su nieta Camila Gastaldi, por su parte, integró el equipo
superior de voleibol de Sociedad Sportiva Devoto, fue campeona provincial de
ese deporte y representó a Córdoba en instancias nacionales.
Otro de sus nietos, José Ignacio Benso, fue campeón
provincial de lanzamiento de bala (2000), en atletismo. Y como futbolista
integró el plantel de primera división de Sociedad Sportiva.
La frutilla
del postre la puso su nieto Román Gastaldi: atleta múltiple campeón en pruebas
variadas (salto en largo, salto en alto, disco, postas, pruebas combinadas y
con vallas). Recordista provincial de decatlón en todas las categorías.
Múltiple campeón nacional en pruebas variadas (disco, 110 mts. con vallas,
postas, decatlón). Récord nacional de decatlón (categoría sub 23). Segundo
mejor puntaje acumulado de todos los decatlonistas del atletismo argentino.
Campeón de salto en alto en los Juegos Binacionales (Chile, 2007); subcampeón
sudamericano de decatlón (Argentina, 2011) y campeón sudamericano de la misma
disciplina en Colombia (2013); medalla de bronce en el Iberoamericano de España
(2010) y campeón iberoamericano en Brasil (2016); primer decatlonista argentino
en participar de un Campeonato Mundial de Atletismo (Moscú, 2013).
* En el año
2016, por Ordenanza Municipal 830/2016, Alberto Gastaldi fue declarado “Ciudadano
Ilustre” de nuestra localidad.
Posando frente a una antigua casa devotense. |
Junto a Arturo Panero, Susana Gallo, Rubén Angiolini, José Padilla y pareja en una muestra. |
Alberto Gastaldi y una de sus obras. |
Oteando el horizonte desde el campito, dos de sus fuentes de inspiración. |
Manos a la obra. |
Junto a una de sus obras. |
"Pareja en soledad". |
"Bronca" (2015), pintada después de haber discutido fuertemente con una persona. |
"La casita del solitario" (2002). |
"No poder llegar" (2013). |
"Discriminados" (2000). |
Obra sin título (2003). |
"Gitanitas" (2002). |
Obra sin título (2001) |
Obra sin título (2003). |
"Vuelven los pájaros", su última obra. Fue iniciada en 2014 y retocada en 2017. Hay quienes creen ver en ella al hombre marchándose de este mundo, rumbo al Más Allá. Poco después falleció. |
Busto de Alberto Gastaldi, obra del artista plástico José Luis Polliotti. |
FUENTES
* Gerardo Gastaldi, testimonio personal.
* Irma de Gastaldi, testimonio personal.
* Revista “Aquí Vivimos” (San Francisco), septiembre de 2001.
* Wikipedia (Alberto Magno Gastaldi).
* “Diccionario de Artistas Plásticos de Córdoba”, (Moyano, María
Dolores y Arnold, Elizabeth Inés, 2010)
* Monografía sobre Alberto Magno Gastaldi, de Karina E. Echegaray.
* “El Corredor Mediterráneo”, suplemento cultural (otoño de 1999, N°
XXXVIII).
* Recortes periodísticos de “La Voz de San Justo”, “Los Principios”,
“La Voz del Interior” “La Nación”,“El Liberal” (Santiago del Estero) y otros
medios escritos.
Imágenes obtenidas de Wikipedia, Alberto Magno
Gastadi (página de Facebook), revista “Aquí vivimos” y archivo familiar.
Se agradece el aporte fotográfico de Roberto Listello.
Gracias Flaco por ser tan detallista y contarnos todo sobre Gastaldi, Genio nuestro!!!!!?
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